Tan solo una semana al año está permitido -por decreto institucional- olvidarse de las preocupaciones. Para ello, vuelven cada año una serie de personas que procuran que los habitantes de todos los pueblos de España se diviertan con sus atracciones, comidas y juegos. Mientras los demás se están recuperando todavía de la última fiesta en su ciudad, a ellos les toca echarse la casa a cuestas y comenzzar la misma historia de nuevo en otro lugar. Y es que su vida transcurre de feria en feria.
9.12.09
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